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Entonces una de ellas convocó al hombre en un hotel con la promesa de regalarle una placentera sesión de masaje sexual, le convenció para que se dejara vendar los ojos y atar a la cama y entonces hizo entrar a la habitación a las otras mujeres. El resultado de aquella sesión fue que el caballero tuvo que acudir de urgencias a un hospital con el pene pegado a la barriga con pegamento superfuerte. Una dura lección para el sujeto, que a pesar de eso no se puede quejar porque, aparte del susto, no ha perdido ninguna parte importante del cuerpo (el estropicio tuvo solución médica), cosa que no pueden decir otros elementos que sufrieron castigos bastante más crueles. |